jueves, 26 de mayo de 2011

ACERCA DE UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Cuando preparaba mi examen de Medicina Interna en el café “El Congreso” (ubicado en Rivadavia casi esquina Rodríguez Peña, frente a Plaza Congreso), lo hacía en compañía de un amigo gallego, Américo Vázquez Vuelta.
En aquellos días se nos dio por alternar con la lectura de la novela La Casa de la Troya, en la que se recrea el ambiente estudiantil de la Universidad de Santiago de Compostela a finales del siglo XIX y, durante algún tiempo, soñamos con viajar a Santiago y visitar los lugares (incluyendo la pensión estudiantil de doña Generosa) de los que nos hablaba Pérez Lugín en su libro. En el fondo, los dos sabíamos que eso era poco menos que imposible.
Después, cuando me gradué, el día en el que hice el Juramento Hipocrático, los mozos del café -todos gallegos- nos sorprendieron, a mí y a mis amigos, con un agasajo a local cerrado. Aquella tarde, subido a una mesa, colgué un cuadro con una fotografía de la Catedral de Santiago que tenía en mi casa y que les había prometido. Pronuncié entonces las palabras finales del discurso que improvisó Barcala en La casa de la Troya, cuando rechazaba la alegría de la celebración del fin de carrera:

 «Yo ruego a la diosa voluble y arbitraria que preside los destinos de los hombres, que vuelque sobre todos nosotros los dones de su favor… Pero, por mucho que quiera protegernos, nunca nos dará tanto como hemos tenido; como perdemos ahora. Podrá colocarnos en las que la imbecilidad o cortedad de vista de las gentes llama cumbres; pero nunca volverá a ponernos tan alto como hemos estado, porque nunca más, ¡ay, amigos!, seremos estudiantes…».

Al tiempo se recibió mi amigo y dejamos de vernos.
Alguien me comentó una vez que “el gallego” se había radicado en Santa Elena, provincia de Entre Ríos.
Pasaron quince años.
Volvimos a encontrarnos en el aeropuerto de Ezeiza.
Él y su esposa viajaban a Santiago.
¡Y yo también!


“PRACTICANTE” - tango de Antonio Botta y Antonio De Bassi
Grabado por Ignacio Corsini con el acompañamiento de la 
orquesta de Roberto Firpo. (1923)
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