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Matasello emitido por Correo Argentino
Dibujo de Luis Alposta (h) |
La expresión “maestro”, tan difundida, sólo recupera
su verdadero significado, el cabal contenido de idealismo y de conducta que la hicieron
respetable y respetada, de aplicarse a personalidades como la de Enrique Horacio Puccia, quien enseñaba por
lo que hacía, por lo que decía y por lo que inspiraba.
Su obra ha sido la de un historiador enamorado de su barrio, Barracas, y de la ciudad
toda. Sus libros, de consulta obligatoria, son de apasionante
interés para todos los que busquen ahondar en la historia de Buenos Aires.
La Historia cotidiana, doméstica -o como quiera llamársela- en él dejaba de ser una simple disciplina de inventario para convertirse
en el “camino diario” hacia un palpitante ayer histórico. La suya ha sido siempre
la postura de un iniciado que supo arrancarle al tiempo profundos secretos. Fue
un historiador nato que ha sabido reforzar su don de observación de las costumbres
y tradiciones porteñas mediante el estudio y la investigación seria.
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Matrimonios Puccia, Besada y Alposta
Sábado 14 / VI / 1986 - En viaje "especial" en "subterráneo" * de Almagro al Puerto.
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De lo mucho y bueno que le debemos, acaso lo más importante
sea que, junto a Ricardo M. Llanes y a Antonio J. Bucich, haya logrado hacer de
la llamada “historia menuda” una importante herramienta sociológica.
Su prestigio lo llevó
a presidir la Junta Central
de Estudios Históricos de la Ciudad
de Buenos Aires, entre 1980 y 1995, institución de la que fue uno de sus miembros fundadores.
La obra de Puccia nos permite conocer a la ciudad toda, desde su trama más íntima y reveladora, transportándonos al tiempo de Villoldo, hablándonos de "Barracas en la historia y
en la tradición" y de una Buenos Aires a la que amó entrañablemente.
Por eso el Día del Historiador Porteño (14 de
noviembre) fue instituído en homenaje a él.
Además de sus méritos intelectuales, Enrique tenía
otros títulos más íntimos a nuestra consideración y a nuestro afecto. Su
sentido de la amistad, su trato amable y cordial, nos lo hacían particularmente
dilecto.
Su presencia deparaba siempre las más gratas sorpresas. Se le veía llegar
con el rostro sonriente y de inmediato nos atrapaba con su conversación, en la
que no faltaba la anécdota sabrosa, la referencia erudita, la evocación
de un tiempo en la que la ciudad toda era canto.
Fue el 31 de agosto de 1982. Acababa de finalizar el
Segundo Congreso de Historia de los Barrios Porteños y los Amigos del Café
Tortoni decidieron homenajear a Enrique Horacio Puccia, presidente entonces de la Junta Central y del
mencionado Congreso, entregándole la “Orden del Pocillo”.
Aquella noche le dediqué este soneto:
A PUCCIA
Hoy me asiste el
deseo y la esperanza
frente a una hoja
en blanco que me acucia
de lograr un
soneto fratelanza
sin espamento
alguno y sin argucia.
No es mi intención
plasmar una semblanza
ni buscar esa rima
casquilucia
que al remate me
lleve sin tardanza
haciendo de un
soneto una minucia.
No hace falta caer
en alharacas.
Que aquí el punto
es Enrique, el de Barracas,
a quien Quinquela
le entregó el "tornillo"
por gomía y
troesma roncoroni
y al que hoy toda
la barra del Tortoni
lo agasaja y le
entrega su "pocillo".
Luis Alposta
* HISTORIA DEL TUNEL:
El túnel de vía única, por
donde circula esta línea, comenzó a construirse en 1912 y fue inaugurado en 1916
como ramal de 5 Km
de extensión entre las estaciones Once y Madero. Corría a 28 mts. de
profundidad, por debajo de la línea de subterráneos de la actual línea A; trazado
que hoy se utiliza. Era un tren de vapor destinado al transporte de cargas de
mercaderías portuarias.. Sólo
entre 1949 y 1950 funcionó allí un tren para pasajeros que tuvo que ser
clausurado porque el humo de las máquinas ponía al borde de la asfixia a los
que se ocupaban del mantenimiento de las vías.
"El cuarteador" - tango - Letra: Enrique Cadícamo - Música: Rosendo Luna (seudónimo de E. Cadícamo) - Canta: Ángel Vargas - Orquesta: Ángel D'Agostino