Quien se convirtiera en el primer santo no mártir posterior a la oficialización del cristianismo, nació en Panonia, actual Hungría, en el año 316 después de Cristo. Su nombre era Martín. De él se sabe que a los 15 años ingresó al ejército romano y se dice que hallándose en pleno invierno con su legión en una zona de la Galia, se encontró con un harapiento y como no tenía nada para darle, tomó su espada, cortó su capa y le entregó la mitad.
![]() |
Aquí, el Centurión pidiéndome documentos |
Con respecto al manto de Jesús, los centuriones se lo jugaron a los dados pero entero. En el salmo 22.19 leemos: ”se repartieron mis ropas y echaron suerte sobre mi vestimenta”.
Veinte siglos después, Enrique Santos Discépolo, en Yira Yira; lo dirá de esta forma:
“Cuando manyés que a tu lao
se prueban la ropa
que vas a dejar... “
se prueban la ropa
que vas a dejar... “
(Hacer click en el triángulo de play)