jueves, 24 de junio de 2021

GARDEL, EL PRIMERO EN GRABAR A DÚO CONSIGO MISMO

    En el año 1933 Gardel, con las guitarras de Pettorossi, Barbieri, Riverol y Vivas, grabó a dúo consigo mismo (Odeon Bs. As), según las posibilidades técnicas de entonces, los siguientes diez temas

“Cantar eterno”  -  canción - de Ángel Villodo  

  grab. el 11 / 9 /33

“Rumores” - canción - de Alejandro Wills y Francisco Restrepo Gómez

  grab. el 11 / 9 / 33

“Medallita de la suerte” - tango - de Gardel / Razzano y Mario Battistella

  grab. el 18 / 9 / 33

“Angustias” – tango / vals -  de Horacio Pettorossi  

  grab. el 18 / 9 / 33

“Jujeña” - tonada -  de Gardel / Razzano -  

  grab. el 18 / 9 / 33

“Mañanita de sol” -  tonada - de Gardel / A. Le Pera / Mario Battistella

  grab. el 26 / 9 / 33

“Sanjuanina de mi amor” - tonada – de Francisco Martino y Ángel Greco

  grab. el 13 / 10 / 33

“Una rosa para mi rosa” - canción -  de Raúl Salinas

  grab. el 13 / 10 / 33

“ La pastora” - canción - de Raúl Salinas 

   grab. el 19 / 10 / 33

“La madrugada” -  canción - de Saúl Salinas

   grab. el 19 / 10 / 33

Y ahora escuchémoslo cantar:

"CANTAR ETERNO"

"RUMORES"

"MEDALLITA DE LA SUERTE"  (en la 2da. parte )    

"ANGUSTIAS"

"JUJEÑA"

"MAÑANITA DE SOL"

"SANJUANINA DE MI AMOR"

"UNA ROSA PARA MI ROSA"

"LA PASTORA"

"LA MADRUGADA"



JORGE CASAL EN MIS RECUERDOS

Con Jorge Casal y Héctor Félix Arata - diciembre de 1980
       Si morirse es, entre otras cosas, cambiar de barrio, sólo ante esa circunstancia Jorge Casal pudo dejar el suyo. Fue el 25 de junio de 1996. 
Setenta y dos años atrás, el 14 de enero de 1924, había entrado al mundo por la Siberia. No la de las frías estepas a la que le cantó Magaldi, sino por la Siberia arbolada y poblada de pájaros que forma parte del paisaje de Villa Urquiza. Un barrio al que Casal le fue siempre fiel y del que ha llegado a ser uno de sus hijos dilectos. Un barrio en el que está toda su historia. Sus amigos de siempre. La casa de Nicolino y el almacén de Agapito donde ensayó sus primeros cantos. El colegio de William Morris, que ya no está, y que fuera su escuela primaria. La barra amiga de Iberá y Ceretti. El cine-teatro “25 de Mayo”, el mismo en el que actuó Gardel, donde en el año 36 pisó por primera vez un escenario cantando en una fiesta escolar la “Canción del canillita”. El café “La Esmeralda”, lugar de prolongadas tertulias. Y las calles… esas mismas calles de siempre por las que tanto le gustaba caminar.


         Desde muy joven, sin más vocación ni otro anhelo que los de ser cantor, Casal solía decir -y era cierto- que había encontrado en Gardel a uno de sus mejores maestros. Después, llegarían los años del conservatorio y otros nombres: Cayetano Tomasselli, Bonessi y Domínguez. Y esto, sin dejar un sólo día de escucharlo al Mudo y a otros grandes del bel canto, del que Casal era un auténtico apasionado. 
El 28 de noviembre de 1946 fue la fecha de su debut en la orquesta de Florindo Sassone. Interpretó entonces “En carne propia” y “Rosicler”, repetidos más tarde infinidad de veces por exigencias de los auditorios, como tuvo que hacerlo también con “El día que me quieras”, “A la luz de un candil”, “Volver”, “Canción de cuna” y “Por dónde andarás”. En ese primer período, fue Pancho Benavente el que le dio la idea de cantar “La última cita”. Así lo hizo. ¡Y cómo lo hizo! 
Desvinculado de aquel director en enero del 50, ya en abril del mismo año debutaba con la orquesta de Aníbal Troilo.Quien comprenda cabalmente lo que representó Troilo en el Tango, mucho más en aquella época de formidables orquestas, grandes instrumentistas, inspirados compositores y autores y notables intérpretes vocales, comprenderá también, lo que significó para Casal haber permanecido casi cinco años al lado de Pichuco, y lo que esto significó para el Tango. 
En su primera presentación con Troilo, Casal estrenó dos tangos ahora incorporados a la lista de títulos más perdurables: “Che bandoneón” y “Vieja viola”. 
Después llegaría el tiempo del solista, con el acompañamiento de Argentino Galván y Roberto Grela; el de la orquesta Rotundo-Casal y el de su paso por el cine, al que lo llevó no sólo su voz sino también su pinta. 
Recordemos que intervino en cuatro películas: “El Cartero”; “Al compás de tu mentira”, en la que actuó acompañado por la orquesta de Domingo Federico; “Vida Nocturna”, que tuvo a Troilo como uno de sus principales protagonistas; y “Mi Noche Triste”, en la que le dio voz a Pascual Contursi en los temas “Ventanita de Arrabal” y “Qué querés con esa cara”. 
Es preciso añadir que Casal grabó más de setenta piezas como solista, algunas de las cuales llevan su firma. Recordemos algunas: “Cortejo de mentiras”, “Atardece”, “Tinglado”, “La vida nos pagó”, “Acortando distancia” y los valses “Viejo patio” y “Nostalgia del mar”. 
Barítono atenorado; poseedor de un hermoso timbre de voz, de una voz potente, dulce, cristalina; de una coloratura rica en matices. Una voz que, como pocas, se ajustaba a las exigencias de las grandes orquestas justo en el momento de transición en el que el público se alejaba del baile para escuchar al cantor. Uno de los mejores en la historia del tango.

         En lo personal debo decir que Jorge Casal ha sido y seguirá siendo el cantor de mi barrio, a quien conocí personalmente hace ya muchos años, en la antigua sucursal del Banco Provincia, en la que a su gerente le gustaba entonces realizar asados para el personal -y esto en la misma agencia- invitando a esos ágapes a sólo dos vecinos.
Fue Casal quien me regaló su canto en el día de mi casamiento.

Fue Casal, en uno de mis cumpleaños y en mi casa, el que cantó a dúo con Edmundo Rivero.

Brindando con Yoyi Kanematz, Edmundo Rivero y Jorge Casal - 1985

Fue con quien compartí más de una cena con Rosita Quiroga. 

Uno de los primeros en ser convocados cuando fundé la Junta de Estudios Históricos de Villa Urquiza. 

Fue el cantor y es el amigo (aquí me cuesta conjugar en pasado), que ya forma parte del registro emocional de Buenos Aires.


"La cantina" - tango - Música: Aníbal Troilo - Letra: Cátulo Castillo
Orq. Aníbal Troilo - Canta: Jorge Casal - (de la película "Vida Nocturna")

ACERCA DE GUILLERMO GUERRERO

Guillermo Guerrero
26 de julio de 1923 - 25 de junio de 2009
      Guillermo Guerrero, vecino ilustre de nuestro barrio y personalidad destacada de la cultura, entró al mundo por Villa Urquiza. Fue en Bauness 2624, el 26 de julio de 1923. Eran tiempos del cine Tachito, de la peluquería de don Manuel, su padre, y del corso en la calle Bauness, que era la suya.

        Con una zurda diestra con el lápiz, nuestro amigo, que supo desde el vamos que había nacido para el dibujo, comenzó a volar precozmente para contemplar de cerca el color de las nubes y encontrarse con Lúpin, su alter ego. Ya en 1930 la revista Caras y Caretas, en uno de sus números incluía un dibujo de dos biplanos en vuelo, realizado por un pibe de siete años llamado Guillermo Guerrero, a quien le gustaba construir aviones con maderas de viejos cajones.

           Autodidacta por excelencia, a los catorce años comenzó a trabajar como ayudante del recordado Lino Palacio, pasándole los Don Fulgencio a tinta y dibujando desde el vamos a la inolvidable Ramona. En 1940 publicó su primera historieta en La Razón y fue el dibujante Toño Gallo quien lo recomendó para Rico Tipo, la revista de Divito, en la que llegó a desempeñarse como jefe de dibujantes y en la que trabajó durante veinticinco años. 

Un viaje desde Mar del Plata en 1949, a bordo de un Douglas DC-3, y la posterior invitación de Ernesto Blanes, su compañero de tareas, a realizar un vuelo en un Piper PA-11, aviva su pasión por los aviones. En 1954, ya socio del Aero Club Argentino, inicia el curso de Piloto Privado en el aeródromo de San Justo, bajo la tutela del instructor de vuelo César Horacio Germanó. A fines de ese mismo año recibe sus alas de piloto deportivo y continúa su actividad de vuelo hasta 1958, en aviones Piper J-3.





         Su personaje Lúpin cobra vida en octubre de 1959. Fue en las páginas de la revista Capicúa, cuyo propietario, Adolfo Mazzone, le solicitó la creación de un nuevo personaje, al que inmediatamente imaginó piloto. Luego pensaron que el nombre de ese piloto podría ser el correspondiente a una de las partes que componen el avión o en su defecto el de alguna maniobra de vuelo. Optaron por esta última y no vacilaron en llamarlo Lúpin.

         El dibujo corresponde a la autocaricatura del propio Guerrero, quien se inspiró en la que le hacía el renombrado dibujante Abel Ianiro. En los años sesenta surge de su inventiva otro dibujo, Joe Flip, que con guiones de José Benavídez encarna a un mecánico de avión protagonista de aventuras ocurridas durante la Segunda Guerra Mundial en las islas del Pacífico.

          Junto a Divito y Dol (sedónimo de Héctor Sídoli), Guerrero funda Lúpin en 1966. Al fallecer Divito, en un accidente automovilístico ocurrido en Brasil, quedan Guerrero y Dol a cargo de esta publicación mensual, la que llegó a tener una tirada de 25.000 ejemplares y su fuerte fueron los planos para construir tanto un barrilete como un avioncito. ¡Y ojo! Todos con garantía de funcionamiento asegurada.

         Guerrero conservaba con orgullo una fotografía de Fernando Caldeiro, primer astronauta argentino en la NASA. La foto dice, de puño y letra: “Gracias a la revista Lúpin por la inspiración que me dio todos los meses que la pude leer”. 

         Guillermo Guerrero fue socio vitalicio del Aero Club Argentino; vicepresidente del Círculo Argentino de Humoristas y, para orgullo de todos nosotros, secretario de la Junta de Estudios Históricos de Villa Urquiza, de la que, además, fue su representante ante la Junta Central de Estudios Históricos de la Ciudad de Buenos Aires.

Con Guillermo Guerrero - 25 - X - 85 - Galerías Pacífico
            "1ª Bienal del Humorismo y la Caricatura" 
          
 Hablar de él es hablar también de un hombre de grandes fidelidades. De fidelidad a su barrio; a sus amigos; a una vocación. A una vocación temprana que nunca lo abandonó, llegando a hacer, de lo que para muchos no pasa de ser un simple oficio, un auténtico arte. 
Volando con Lupin sobre Villa Urquiza

Guillermo Guerrero tenía además otros títulos más íntimos a nuestra consideración y a nuestro cariño: su sentido de la amistad, su trato cordial y amable, que nos lo hacían particularmente dilecto.

Nuestro querido amigo ‘despegó’ de su querida Villa Urquiza para volar más alto, el 25 de junio del 2009.

Homenaje  de Tulio Hernández a Guillermo Guerrero