jueves, 26 de marzo de 2015

ACERCA DEL DERECHO AL PATALEO

     
Universidad de Salamanca - Aula de Fray Luis de León
     El Diccionario de la RAE define pataleo como dar patadas en el suelo violentamente y con prisa por enfado o pesar; y a la coloquial expresión derecho al pataleo como la última y vana actitud de protesta que adopta o puede adoptar el que se siente defraudado en sus derechos.
En el aula de Fray Luis de León - 1984
            Dos son los posibles orígenes de esta singular expresión: por un lado, se dice que en la antigua Universidad de Salamanca, en el aula de Fray Luis de León -versión que me fue referida por el escritor Roberto Alifano-, los alumnos más pobres, mediante un pago, llegaban una hora antes a clase para calentar los asientos de los alumnos adinerados. Al comenzar la clase magistral, los pobres les cedían a los ricos el uso de aquellos bancos, ya ‘calentados’, mientras  ellos iban a sentarse atrás, en los pupitres fríos. Y fue mediante protestas ante el rectorado, que los pobres lograron ganar el "derecho a patalear" durante cinco minutos, para poder así entrar en calor.  
            Otra versión es la que nos dice que en la Universidad de Alcalá tal derecho lo tenían los opositores al que en ese momento se estaba examinando ante un Tribunal para ganar el título que le abriese las puertas al futuro. El alumno que se examinaba se colocaba en el centro de la sala frente al Tribunal, el resto de los alumnos -sus “opositores”- se sentaban en los laterales y tenían derecho al pataleo para molestar al examinado y distraerlo. De esta forma se seleccionaba a los que sabían tolerar las críticas y las “broncas”, algo muy típico de los debates parlamentarios.


"Un trabajo flor y flor" - tango - Letra: Armando Laborde - 
Música: E. Guerra y E. Pauloni - Orq.: Juan D'Arienzo - Canta: Armando Laborde

jueves, 12 de marzo de 2015

ACERCA DEL TANGO HERREÑO

     

Bailando tango herreño - Dibujo de Williams
  A la Academia Porteña del Lunfardo (comunicación Nº 747) 
 Madrid, 3 de febrero de 1977

           Fue en la Isla del Hierro, una de las más pequeñas del archipiélago canario. Dentro de su rico y variado folklore musical, he encontrado, con sorpresa, la existencia de un tipo particular de tango, conocido por todos como tango herreño.
            Debido a un oído que muchas veces me ha llevado a confundir mazurcas con mazorca, y para tranquilidad de los que saben, no habré de intentar ahora jugar al musicólogo. Simplemente, quiero tan sólo arrimar algunos datos, por juzgarlos de interés.
            Como en algunos casos la autoridad depende de la actividad, entraré a discurrir sobre el tema con toda la autoridad que me pueda brindar la actividad de quienes se han ocupado ya del asunto.
Leo en la Revista de Dialectología y Tradiciones Populares (tomo III, cuaderno N° 2, fechado en Madrid en 1947):
                        Danzas y Canciones de la Isla del Hierro
                               por Sebastián Jiménez Sánchez

“En los bailes y cantos herreños juega papel principalísimo el tamboril, la flauta y las castañuelas. La música y movimiento de los aires populares herreños canarios son briosos y enérgicos. De esta energía de movimientos participa el afamado y primitivo tango herreño, interpretado por cinco o más parejas. Verlo bailar nos trae el recuerdo de la jota aragonesa, cuya influencia también está presente en la indumentaria utilizada.”
Entre los bailes de la Isla del Hierro, quizá sea el tango el más sugestivo por su sencillez y primitivismo.
Después de esto, creo que no se puede decir, en materia de tango, que se trata siempre de la misma milonga.

"Tango Herreño" - por la agrupación Sabinosa

jueves, 5 de marzo de 2015

ACERCA DEL VERBO MOLESTAR

Molestar, entre otras cosas, es producir enfado, desazón o inquietud en el ánimo de otra persona. En este sentido, es sinónimo de importunar, aburrir, fastidiar, cargosear, cansar, hastiar, secar, pudrir, disgustar o ser la gota que rebasa el vaso.
Tres verbos lunfardos (hoy en desuso) con igual significado, y que heredamos del italiano son: esgunfiar, estufar y escorchar. De ahí que se pueda estar esgunfio o esgunfiado, estufo o estufado, que se da cuando uno suele pedir a los demás que no escorchen o, simplemente, que no jodan. El mismo sentido se les da a los verbos llenar, hinchar y romper, de origen español. 
Pero, como es sabido, el lenguaje humano no es solamente articulado; existe también un lenguaje del rostro y de los gestos con el cual no sólo podemos poner más énfasis en lo que decimos, sino, también, decir lo que queremos decir sin pronunciar palabra alguna: es el lenguaje denominado emotivo. Una mirada bien puede expresar más tristeza, melancolía, alegría o enojo que cien palabras juntas. De ahí que, para dar a entender que se nos están llenando, hinchando o rompiendo determinadas partes del cuerpo, lo hagamos, también, con la palma de la mano hacia arriba, en un movimiento lento y repetido de ascenso y descenso, a la altura de... la paciencia. 

     "El lenguaje de los gestos en el Río de la Plata" de Giovanni Meo Zilio
Ver también Mosaico  ACERCA DEL LENGUAJE DE LOS GESTOS