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Jugando al agua en carnaval |
El agua como elemento primordial en la vida del hombre proporciona, también,
numerosas expresiones a la fraseología popular. Así, por ejemplo, cuando algo
es evidente y no deja lugar a dudas, decimos que es tan claro como
el agua. Demorarse en cosas de poca monta, es quedarse en aguas
de borrajas y terminar haciendo de una pequeñez un
mundo es ahogarse en un vaso de agua. Llevar
uno agua para su molino es sacar rédito de las
circunstancias egoístamente; es ser ventajero. Sacar agua de las
piedras, con el significado de sacar provecho de las cosas que menos lo
prometen, es ser un fenómeno, y es también una referencia bíblica que nos
recuerda a Moisés golpeando con su bastón una roca y haciendo manar agua de
ella. Hacérsele a uno agua la boca, es
recordar con deleite el sabor de algún manjar, o bien deleitarse con la
esperanza de lograr una cosa agradable, y esto, dentro de un espectro que puede
ir desde una papa frita a una papusa. Estar con el agua
al cuello es tener muchos y graves problemas de los
cuales resultará difícil salir; es sentirse acogotado. Nadar entre
dos aguas es hacerlo entre dos partidos sin llegar a tomar partido
por ninguno de ellos. Es no jugarse. Es querer estar bien con Dios y con el
diablo.
Hacer agua es amenaza de irse
a pique; es cuando algo se pincha; cuando una cosa o un asunto comienza a
complicarse, a ir mal.
Y, a propósito de “hacer
agua”, aquí viene a cuento una reflexión de Wimpi: el único agujero que pierde
para adentro… es el del bote.
"EL AGUATERO PORTEÑO" (Agua fresca) - Pregón candombero - Música: Enrique Maciel - Letra: Tito Sobral - Orq. de Enrique Alessio -Canta Alberto Castillo