jueves, 24 de mayo de 2012

ACERCA DEL ABANICO


Pinturas de hace más de 3.000 años muestran que el abanico hecho con plumas de ave u hojas de palmera, ya era conocido en Egipto. Lo que se ignora es cómo llegó a Japón, y lo que sí se sabe es que fue perfeccionado en este país, y que en su forma plegable llegó después a China. Más tarde, los portugueses lo introdujeron en Europa, donde  se difundió y arraigo su uso rápidamente.
En el siglo XVIII, en España, y al mejor estilo del lenguaje gestual de los delincuentes, los enamorados desarrollaron un curioso modo de comunicación.
- Apoyar el abanico en los labios por su parte inferior, significaba: Peligro, hay gente alrededor.
-Cubrirse con él, parte del rostro: nos vigilan.
- Pasarlo por la frente: no me olvides.
-Tocarse el pelo con él: me acuerdo de vos.
- Pasar un dedo por las varillas o abrir sólo tres de ellas: te quiero cada día más.
 -Abanico cerrado y suspendido en la mano izquierda: estoy comprometida.
- En la mano derecha: no estoy comprometida.
 -Dejarlo caer: soy tuya.
 -Cerrarlo precipitadamente: estoy celosa.
 -Golpear un objeto con el abanico: estoy impaciente.
 -Y asomarse al balcón abanicándose: esperá, que ahora bajo.
Entre nosotros, también en el lenguaje de los enamorados, pero en el de los enamorados de lo ajeno, abanico pasó a ser sinónimo de puerta, ventana, soplón y, preferentemente, policía, dado que el despliegue de la tropa policial en acción, por lo general, remeda la forma de un abanico abierto. 

Despliegue de abanicos: "Locomía"