PICAR, TOMAR, ARMAR Y LLENAR
DE LAS COSAS QUE SE PICAN
Entre las
muchas cosas que se pueden picar, figuran
las frutas, el vino, los dientes y las cañerías. También decimos que el mar está
picado, que los fueyes están picados; que puede uno, a causa de alguna palabra
o acción ofensiva quedar picado; que el que toma una copa de más anda picado;
que no se necesita más que un par de amigos y una pelota para armar flor de picado;
que el tigre Millán estaba picado de viruela; que algunos, en más de una
oportunidad, han tirado ‘papel picado’, y que todos, sin excepción, más de una vez,
hemos sido ‘picados’ por la curiosidad.
Tanto
puede ‘picar’ la ropa de lana y el sol como los mosquitos, y además, puede ‘picar’
un pez, puede picar el bagre, se puede picar el anzuelo acudiendo
uno a un engaño o cayendo en él, se puede picar carne y, pretendiendo algo superior
a nuestros méritos, se puede ‘picar alto’.
Dentro
de las distintas formas de caída está la de ‘venirse en picada’, y de una ‘picada’
tanto se puede participar sentándose a una mesa como sentándose en un automóvil.
Picarse es inyectarse droga, y picárselas es rajar,
volar, piantar, tomárselas.
Y volviendo
al principio, recordemos que hubo una época en que, también, ‘guarda’ mediante,
se ‘picaban’ los boletos.
DE LAS COSAS
QUE SE TOMAN
A la hora de “tomar”, no sólo
se trata de beber o de tomar a alguien de la mano. En este caso, es importante
‘tomar’ en consideración los distintos sentidos, significados o acepciones del
verbo en cuestión.
Repasemos
algunos y veamos cómo los no confianzudos y los abstemios, sin proponérselo,
pueden llegar, también, a tomárselo todo: uno se puede tomar las cosas a pecho o se las puede tomar a risa. También se puede tomar
la vida en solfa o tomársela en serio,
así como se puede tomar el tiempo, tomar el toro por las astas o tomar el rábano por las hojas. Se puede tomar de gil; tomar de otario; tomar de
punto; tomar el pelo; tomar para el churrete; tomar para el fideo; tomar para la chacota; tomar en joda; tomar para la farra, tomar para la derecha, tomar para el lado de los tomates o tomarse un resuello.
Uno
podrá, también, tomar frío, tomar aire, tomar distancia, tomar asiento o tomar
un taxi; tomarse el olivo, tomarse el aceite, tomarse el piro, tomarse el
espiante, tomarse el raje, tomarse el buque, tomarse el Conte Rosso, tomarse
las de Villadiego o, simplemente, tomárselas.
En
resumen: evitar tomar una cosa por otra.
Y
ahora, cambiando de tema, les digo que el cuento de Cortázar que más me gusta
es Casa tomada.
Y
si hablamos de tango, mi preferido es Tomo
y obligo.
DE LAS COSAS
QUE SE ARMAN
Armar es verbo
transitivo que significa proveer de armas, y el hecho de portarlas es sinónimo de
andar calzado o de andar con la ferretería encima, algo que, sin tener relación
alguna con los aparatos de ortodoncia, puede dar pie a decir que se está o se anda
armado hasta los dientes.
Armar también quiere decir concertar o juntar entre sí
las varias piezas de que se compone algo. De ahí que se pueda armar un barrilete,
armar un rompecabezas, armar un avioncito, armar un barco adentro de una botella,
armar una cama o armar un cigarrillo.
Cuando,
voluntaria y deliberadamente, nos ponemos en disposición de ánimo para lograr algún
fin o resistir alguna contrariedad, decimos que nos armamos de valor o de paciencia.
Armar,
se utiliza, además, en situaciones de promover escándalo, riña o alboroto. De ahí
que se pueda armar barullo, armar batuque, armar bochinche, armar camorra,
armar un despiporre, armar un despelote, armar un quilombo, armar un lío
bárbaro, o decir que se armó la rosca,
se armó la de San Quintín, se armó la gorda, se armó la podrida, se
armó un tole – tole o, simplemente, se armó.
Otra
de las acepciones de este verbo es la de recibir dinero, enriquecerse. Armarse es hacerse de unos buenos pesos.
Algo que, para la mayoría, ha pasado a ser un arcaísmo.
DE LAS COSAS QUE SE LLENAN
Llenar es verbo transitivo que significa ocupar un
espacio con algo, para lo cual siempre harán falta dos cosas: algo para llenar
y algo con qué llenar.
Si se trata de una copa, lo único que se requerirá para
poder llenarla, además de tener con qué, será que ésta se encuentre medio
vacía, vacía del todo o medio llena. Y esto último sin tener en cuenta que, los
porteños, muchas veces, al decir medio,
queremos significar lo contrario. Como cuando decimos que fulano es medio tránsfuga y con eso estamos dando
a entender que es tránsfuga del todo.
Pero volviendo al verbo que nos ocupa, digamos que uno puede
estar ‘lleno’, tanto por haber comido en demasía como por haber tenido que
soportar a un pelmazo, a un fastidioso, a un
hincha, a un cargoso, a un molesto, a un plomo o a un inoportuno que termina por llenarnos la paciencia o
determinadas partes del cuerpo.
El verbo en cuestión, puede también llevarnos a otras
cuestiones, como la de llenar, llenar la canasta o llenar la cocina de humo, con el significado de embarazar; o decir
que se llena una cara de dedos dando a entender que se cachetea a alguien.
Y por último, digamos que, también, lo conjugan quienes se
llenan la boca hablando sobre ellos mismos, algo que es de tan mala educación
como el hablar con la boca llena y tan inoportuno como el estar jugando a la
lotería y cantar ¡cartón lleno!
* Ver Polisemia