MINGUITO
Hoy,
cuando
la palabra vecino
nos
lleva a pensar más en un extraño
hoy,
cuando ya no se sacan
sillas
a la vereda en tardes de verano,
su
recuerdo
nos
vuelve a la amistad y al barrio más que nunca.
Es
que... humor y ternura,
eran
en él una expresión de afecto.
Su
gracia y su inocencia eran su abrazo;
un
apretón de manos con sombrero y pantuflas.
Una
sonrisa pícara
-que
incluye escarbadientes-
y
una vieja bufanda.
Él
era un chico grande.
Era
un modo de hablar rozando el disparate,
ignorando
las eses,
confundiéndolo
al otro,
jugando
con palabras.
¡Y
nosotros sus cómplices!
Nos
hacía reír… ¡Lo que no es poco!
Era
masa de “rioba”
con
la que modelaba su condición humana.
Él
era todo eso.
¡Era
Minguito!
Juan
Carlos Altavista
- ¡Qué
hacé tri tri! -
haciéndonos
sentir más vivos y más buenos.
Él
era ese atorrante que nos enternecía...
y
al que extrañamos mucho.
¡Sí señó!
L. A.
Minguito lee poemas lunfardos
"Buen Amigo" - Tango de Julio De Caro