jueves, 25 de junio de 2015

ACERCA DE LOS CHANTARES

El verbo chantar, de origen gallego, en su acepción familiar significa decirle algo a alguien en la cara sin reparo ni miramiento alguno; cantarle las cuarenta; cantárselas de frente march. Es cuando decimos “No pude aguantar más y se las chanté”.
Otra voz similar a este verbo, pero de ascendencia genovesa, es la que en el juego de las bochas indica el lanzar una de tal modo que golpee a otra y quede como “plantada” en el lugar de ésta. La expresión “chanta cuatro” indica los tantos que se pueden obtener al eliminar una bocha contraria colocando la propia en su sitio mediante un bochazo.
Por esta vía nació también la expresión dársela chanta a alguien, que significa derrotarlo ampliamente, dejarlo sin respuesta.
De igual procedencia es tirarse a chanta, que vale por no querer trabajar o aflojar en el trabajo; despreocuparse.
Chantapufi, que también proviene del genovés y que significa, literalmente, plantaclavos, usándose clavo en el sentido de deuda, pasa a designar al estafador o tramposo que no cumple con sus compromisos. 
Y de chantapufi viene chanta, que es como llamamos al que le gusta aparentar conocimientos o relaciones que no tiene; al fanfa; al insolvente moral; al incumplidor. Al que, cuando vive en estado de chantidad, escala posiciones y pasa a ser un chantún o un chantunazo.