No obstante saber bien que para un ministro
no hay nada más importante que su propia cartera, y que el que hoy lo es de Relaciones
Exteriores mañana lo puede ser del Interior, y que a cada ministro le llega su ministerio
de Economía, abro el diccionario en la eme buscando una definición y leo: ministro,
juez que se emplea en la administración de justicia / El que está empleado en el
gobierno para la resolución de los negocios políticos y económicos / Jefe de cada
uno de los departamentos en que se divide la gobernación del Estado, el cual es,
en el régimen constitucional, responsable de todo lo que en su respectivo ramo se
ordena. Nómbralo el jefe del Estado, cuyos decretos refrenda, para que se estimen
válidos y legítimos.
Hasta hace aproximadamente sesenta
años, la palabra ministro, por asociación con mino, tuvo vigencia lunfarda con el significado de “homosexual pasivo”.
Después cayó en desuso.
Y aquí recordemos que la palabra “ministro”
viene del latín, minister, con el
significado de “sirviente”, “criado”, o sea lo opuesto a magister, magistrado, alto dignatario.
Y en este concepto está la idea de
que los ministros deben servir al magistrado y al pueblo, aunque quieran hacernos creer lo contrario.