Grabado antiguo donde se ve
la aplicación de atutía a un paciente
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El óxido de zinc, en forma de polvo o ungüento, es
utilizado tradicionalmente en medicina por su acción protectora en determinadas
afecciones de la piel. Cubriendo la superficie cutánea inflamada o lesionada forma
una capa que impide la irritación por fricción. Cuando existen excoriaciones y secreciones,
esta sustancia, por su poder absorbente, posee efectos secantes y, en cierta medida,
actúa también como antiséptico y antiinflamatorio. En odontología, combinado con
el eugenol (sustancia esta responsable
del proverbial olor a consultorio de dentista), forma una pasta que es la que se
utiliza como material de obturación provisorio en el tratamiento de las caries.
El óxido de zinc, preferentemente
en forma de ungüento, ya en la antigüedad era utilizado por los médicos árabes y
se lo conocía con el nombre de atutía, que, tempranamente, pasó a formar parte de
la medicina occidental.
Atutía devino luego en tutía; y el
dicho popular no hay tutía, con el que se da a entender a alguien que no debe tener esperanzas de
conseguir lo que desea o de evitar lo que teme, proviene de la expresión original
no hay atutía, la que hacía alusión
a la imposibilidad de curar alguna enfermedad.
Por lo tanto, esta expresión no hace
referencia alguna a las hermanas de nuestros padres. Y en esto no hay
tutía.
"No hay tu tía"... y con Sentimiento