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Acuarela de Alvaro Saralegui Rosé |
Nos contaba
el Dr. Enrique Burone Risso que, en San Fernando, a principios del siglo pasado,
un importante punto de reunión lo constituía la confitería de don Emilio Frugone.
Ubicada a escasos cincuenta metros de la Iglesia Catedral ,
los domingos, después de la misa de once, concurrían allí los vecinos a comprar
los exquisitos postres que dieron fama al establecimiento. La confitería pasó a
ser, además, un lugar de tertulias.
Uno de los habitués
a dichas reuniones dominicales era don Ángel Pineda, gran amigo de todos, quien
al despedirse al filo del mediodía, después de haber gustado algún aperitivo o bebida
de la época, dirigiéndose al dueño del local le preguntaba con la cortesía que lo
caracterizaba: ¿Qué le debo don Emilio? A lo que éste, encontrándose atareado con
la preparación de los pedidos, invariablemente le respondía con un simpático y cariñoso
-¡Chau Pineda!, queriéndole significar con ello que, debido al enorme trabajo de
ese momento, el cobro de lo consumido lo dejaba para otra ocasión. Y así, con el
tiempo, la frase se fue difundiendo, hasta transformarse en ¡Chau Pinela!, una expresión popular que quiere
decir: -¡Ya está, sanseacabó! Expresión usada, generalmente, para poner término
a una discusión.
¡Chau Pinela! - tango - Letra y música de Humberto Castiglioni
Grabado por el sexteto de Carlos Di Sarli con la voz de Ernesto Famá (1930)