En la segunda mitad del siglo
XIX, y muy a principios del XX, a la clase social común, fuera de los bacanes, eclesiásticos y militares, o
sea, al estado llano formando muchedumbre, además de plebe se le solía dar el
nombre de chusma. También se llamó así al conjunto de indios que integraban una
toldería, quedando excluidos de tal denominación los guerreros. Esta palabra
que proviene del italiano ciurma,
canalla, era, en un principio, el nombre dado al conjunto de galeotes que
servían en las galeras reales.
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"Las chusmas" de María Victoria Rodríguez
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Caído en desuso, el término mersa fue rescatado alrededor de 1960
por el dibujante y humorista Landrú, en la revista Tía Vicenta, pero con una nueva acepción: pasó entonces a designar
al snob, al que alardea de finura sin darle el cuero, al filisteo, o sea, al mersa.
Fue así como esta palabra no sólo cambió de
sentido y devino en sustantivo individual, sino que, también, terminó
adjetivándose pasando a calificar objetos chabacanos, de mal gusto, ordinarios,
rústicos y, por lo general, con tendencia al brillo, que son, precisamente, los
que utiliza el mersa, o el mersón, según el grado.
"Mersa burrera" - tango de Ricardo Scarone, grabado por Francisco Canaro (1932)