Mishio: (del lunfardo) - con el significado de pobre, indigente.
Había una vez (y esto no es cuento) en la antigua
región de Asia Menor, en lo que actualmente es el noroeste de Turquía, una
comarca llamada Misia, en la que reinó Télefo en tiempos de la Guerra de Troya.
Según la mitología, este rey, hijo
de Heracles y de Auge, fue herido gravemente por la lanza de Aquiles cuando los
griegos en su viaje a Troya arribaron a las costas de su país.
Aquiles curando a Télefo * |
En siglos posteriores, el mito de
Télefo fue tratado por los grandes trágicos.
El hecho de representar al “rey
de los misios” como a un mendigo y vistiendo harapos, era algo inusitado hasta
entonces en la escena ateniense; no obstante, el personaje se popularizó de tal
forma que los harapos pasaron a estar siempre presentes en las parodias de
Aristófanes.
Resumiendo: el mito de Télefo ha
sido utilizado en la literatura griega desde la épica hasta la comedia, en la
que el disfraz de mendigo, cuando Télefo se presentó buscando su curación en la
asamblea de los Aqueos, fue objeto de parodia.
Tres mil años después, genoveses
por medio, la palabra misio devino voz lunfarda: mishio, con el significado de pobre, indigente.
Imagino ahora, en
un lejano futuro, a alguien diciendo:
-Había una vez (y esto no es cuento) países en los que sus habitantes, viviendo en la mishiadura, tenían gobernantes que, buscando curas, acudían a las asambleas de los "Saqueos” ostentando riquezas.
"Mishiadura" - tango de Eduardo Arolas por la Orquesta de Edgardo Donato
"Dónde hay un mango?"
ranchera de Ivo Pelay y Francisco Canaro
Canta Tita Merello
* Leyendo a Ovidio, (Amores – libro III) reparo en un párrafo
que nos demuestra claramente que ya en tiempos de Homero (siglo VIII a.C.) era
conocida y puesta en práctica la “cura por el semejante”, convertida,
veinticuatro siglos después, como se sabe, en uno de los pilares de la Homeopatía.
Ovidio, en
este libro, nos dice que Télefo fue herido gravemente en uno de sus muslos por
la lanza de Aquiles.
De esa herida, Télefo sólo pudo sanar al cabo del tiempo (siguiendo las indicaciones
del oráculo de Apolo) acudiendo al propio Aquiles, quien le aplicó en la llaga
la herrumbre de la misma lanza con la que lo había herido.
Aquiles,
instruido por el centauro Quirón, había aprendido el arte del auxilio médico y,
al parecer, la “cura por el semejante” no le era desconocida.