La vergüenza, llamada antiguamente
vergüeña, y que proviene del latín verecundia, es esa turbación del ánimo que
suele encendernos el color del rostro cuando giramos en descubierto al cometer una
falta o alguna acción deshonrosa y humillante. Falta o acción deshonrosa y humillante
que no necesariamente debe ser la nuestra. También puede ser la cometida por otro
y, en este caso, proyección mediante, es cuando uno dice que siente vergüenza ajena.

Y como, por lo general, el rubor también es causado
por el calor, metafóricamente esta palabra, dicha al derecho o al revés, se lunfardizó
y pasó a ser sinónimo de vergüenza. Y de calor,
y de lorca, por asociación con la estación
anual de los bochornos, es que uno puede llegar a pasar un verano bárbaro o
sentirse abochornado, que es lo mismo.
Y a propósito, ya que hablamos de calor y de bochornos,
digamos que un error conceptual es llamar “tufaradas de calor” a los sofocos de
la menopausia, dado que tufarada significa olor fuerte y repentino. Algo que, si
bien no es para avergonzarse, es para corregirlo.
"Venganza" - letra y música :
Lupicinho Rodríguez
Versión castellana: Augusto
Roa Bastos
Arreglo y canto: Alberto
Marino