En los
restaurantes con cocina de autor y buenos vinos, además del esmero en la
decoración del lugar, se debe pensar en
la elaboración de platos que resulten agradables no sólo al paladar sino
también a los ojos.
Todo eso sin olvidar que los productos que integran el menú deben ser cuidadosamente seleccionados.
DE TODO Y PARA DOS
- En nombre del patrón
me permito recomendarle nuestra especialidad.
Es un plato para altos funcionarios
que sólo se sirve en los mejores restaurantes.
Angurrias, histrionismo y cobardía
con fetas de ignorancia y truhanería.
Lisonja, adulación, vil reverencia,
con salsa de crueldad y de violencia.
Mendaz comercio, sórdida ganancia,
usurpación, rapiña y arrogancia.
Adelanto perverso, terquedad lucrativa
y clorhidrato al plato
con aceite de oliva.
Y de postre tenemos
sólo budín de pan
y locas en almíbar
bañadas con champán.
¡Bien Señor!
¡Sí Señor!
Registré su pedido:
¡De todo y para dos!
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Ilustración - Gustave Doré |
Todo eso sin olvidar que los productos que integran el menú deben ser cuidadosamente seleccionados.
En lo que hace a la atención que deben brindar todos los empleados del
restaurante, se debe apuntar siempre a lo impecable. Un buen cocinero, buenos
mozos y un buen maitre deben sobresalir por dos
características fundamentales: la primera consiste en tener el más absoluto
conocimiento de todos y cada uno de los detalles de lo que le van a ofrecer a
la clientela. La segunda es que deben tratar a cada cliente como si fuese su
más apreciado invitado y éste debe sentir que quien lo atiende esta disfrutando
con cuanto le ofrece.
Pero también es muy importante tener en cuenta quién es el comensal, y a partir
del conocimiento que de él se tenga, poder sugerirle un menú
especial; algo así como un “retrato al plato”. Como en este caso, por ejemplo:
DE TODO Y PARA DOS
- En nombre del patrón
me permito recomendarle nuestra especialidad.
Es un plato para altos funcionarios
que sólo se sirve en los mejores restaurantes.
Angurrias, histrionismo y cobardía
con fetas de ignorancia y truhanería.
Lisonja, adulación, vil reverencia,
con salsa de crueldad y de violencia.
Mendaz comercio, sórdida ganancia,
usurpación, rapiña y arrogancia.
Adelanto perverso, terquedad lucrativa
y clorhidrato al plato
con aceite de oliva.
Y de postre tenemos
sólo budín de pan
y locas en almíbar
bañadas con champán.
¡Bien Señor!
¡Sí Señor!
Registré su pedido:
¡De todo y para dos!
Letra: Luis Alposta
Musicalizado y grabado por Daniel Melingo en diciembre de 2004, en París.