Con frecuencia, al observar un objeto, una nube o una mancha, tendemos a asociar sus formas con patrones asimilables a otros objetos. Este fenómeno se conoce como pareidolia.
Ejemplos:
Visión de animales o rostros en la
forma de las nubes.
Visión de rostros en las cimas de algunos cerros pedregosos.
O este otro ejemplo en el que vemos un
despertador que parece tener una cara triste.
Un clásico ejemplo de “pareidolia geográfica” lo vemos en Italia. “Una bota”
Otro ejemplo de “pareidolia geográfica” lo encontramos en el
Río de la Plata.
La primera expedición que documenta con certeza su
descubrimiento fue la realizada al mando del piloto mayor Juan Díaz de Solís,
entre 1515 y 1516,
Desde entonces y a hasta la fecha, parece ser que nadie ha
reparado en la imagen que el río más ancho del mundo "nos está sugiriendo"
Visto desde arriba, la “asociación” se impone.
Veamos: