En todos los libros de Marcela Ciruzzi asoma
la calidez y el estremecimiento del creador que piensa y siente en profundidad.
Una mujer deliciosamente inteligente y poeta. Autora de poemas breves y
expresivos en cuyos versos hay síntesis, sensibilidad y belleza. Imágenes
puestas y dispuestas en ellos por alguien que, fundamentalmente, demuestra
estar habitada por el júbilo de la palabra.
Su dominio de la gramática, su personal estilo y el ejercicio permanente de la cátedra, han confluido en Marcela Ciruzzi para destacar, también, su labor y su obra en el campo de la crítica y de la investigación literaria. Monografías y ensayos adentrados en la introspección psicológica de los biografiados y en el análisis exhaustivo de sus obras, tales como Evaristo Carriego; Mateo Booz; Roberto Payró; Francisco López Merino; Santiago Davobe; Sarmiento y Borges; Tita Merello y Edith Piaf; Alfonsina Storni y Alejandra Pizarnik, entre otros.
Hoy quiero recordar su poema
“La mesa grande”, en el que nos habla de
un tiempo en que la dicha se vistió de infancia:
A la
cabecera mis padres
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Av. Independencia 1381- La casa de su infancia |
(seres
hechos de amor
y de
entereza).
La sopa
humeante, la estufa,
(el piso
era de baldosas)
la radio como una capillita:
la voz del
Zorro y de Niní
(¡la risa!)
El mantel
blanco
y las diez
servilletas.
Después, el
café de filtro,
el mazo de
cartas,
el ludo, la
lotería casera...
a veces mi
padre
ensayaba un
solitario,
y mi madre,
con un mate,
zurcía
media tras media...
Mi hermano
mayor
-que venía
del mar-
narraba sus
anécdotas.
Yo -cordero
pequeño-
sobre sus
rodillas
escuchaba,
toda inocencia.
Fue en la
casa de mi infancia.
Ahora tengo
otra mesa,
redonda,
pequeña,
suficiente
para un plato,
los
cubiertos y un vaso
sobre el
mantel-servilleta.
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En el patio de la casa de Evaristo Carriego - 20-12-1975
Marcela Ciruzzi, J. L. Borges y José. María. Mieravilla
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"Caserón de tejas" - vals de Cátulo Castillo y Sebastián Piana