Se llamaba
Raúl Grigeras. *
Una vieja
crónica nos recuerda que nació en San Telmo, en 1886. Aunque nunca se
supo, en rigor de verdad, si tenía edad. Apareció en las calles de la ciudad
como un muñeco negro perdido por una comparsa carnavalesca. En seguida lo
adoptaron los patoteros; los niños bien. Esos niños que, vaciando sobre él sus
guardarropas, lo convirtieron en un dandy de segunda mano.
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Y otro, con igual título,
con música de Juan Polito y D. Lurbes (Dimas), y letra de Luis Rubistein y Dante A. Linyera |
Algunas
veces, cuando las vacas perdían precio, lo olvidaban un poco y, entonces,
el Negro vendía sus sombreros, sus trajes y sus botines
amarillos y aparecía por las calles con pantalones de golfer y
pantuflas. Era cuando los chicos se reían del Negro Raúl y lo
corrían a pedradas, como si corrieran a vejigazos por la calle a un viejo y
triste payaso de circo.
Vivía en
la esquina de Corrientes y Esmeralda. En la vereda. Dormía no se sabe dónde o
no dormía nunca, porque estaba siempre ocupado diciendo frases ingeniosas o
paseando por la calle Florida del brazo de algún elegante gracioso.
Una vez
lo llevaron a París y otra, lo encerraron en un ataúd y lo enviaron de regalo a
sus amigotes de Mar del Plata.
Cuando
una nueva manera de vida barrió a los patoteros, el Negro Raúl no
encontró una sola puerta que se le abriera a la urgencia humana del hambre, del
frío y la soledad. Alguien que se había reído mucho con las cosas de Raúl
Grigeras gestionó su alojamiento en una casa de salud, donde murió en 1955, en
un mundo alucinado y fantasmagórico. No muy diferente de ese otro mundo en el
que le tocó vivir.
* Raúl
Grigeras falleció el 9 de agosto de 1955 en la colonia psiquiátrica “Dr.
Domingo Cabred”, de Open Door. Nadie reclamó sus restos, que fueron arrojados a
una fosa común.
Y un tango que lo recuerda: "El Negro Raúl", de Ángel Bassi
"El Negro Raúl", por Los gauchija - en Venecia