jueves, 6 de febrero de 2014

ACERCA DEL ROCK Y UNA EMBLEMÁTICA ESQUINA

      El rock nació a mediados del siglo XX en Estados Unidos como una rebelión estética musical. Después, llegó a ser sinónimo de “la música del siglo” y, con los años, ha ido perdiendo el marcado carácter anglosajón que tuvo en sus orígenes, para transformarse en un lenguaje musical universal sometido a continuo cambio.
Surgido de un modo espectacular, se desarrolló desde el vamos como un fenómeno de masas.
No obstante los evidentes vínculos que posee con las más profundas esencias de la música de los negros afroamericanos -algo en común con el tango-, el rock es en realidad el resultado de la adaptación de esas fuentes a una concepción y a una estética ‘blanca’, lo que generó las primeras actitudes públicas de rechazo, como las que suelen darse entre algunos tangueros que no creen en el oído absoluto de Charly García.
Esta síntesis de raíces musicales plurales, como las que tuvo el tango en los Corrales Viejos, hallaría su ídolo fundacional a mediados de los años cincuenta en la figura de Elvis Presley.
Entre nosotros, el fenómeno no fue ajeno, y ya entrados en el dos mil, no nos resulta extraño que un histórico del rock nacional se presente en una misma actuación con una folklorista o cante tangos ‘a su manera’ recordando un título de Paul Anka. 
Y no deja de ser emblemático el hecho de que en la vereda del café O’Rondeman, en la esquina de Humahuaca y Agüero, donde comenzó el destino canoro de Carlos Gardel, Luca Prodan haya escrito y nos haya dejado su Mañana en el Abasto.


Sumo

Luca Prodan - Voz
Diego Arnedo - Bajo y coros
German Daffunchio - Guitarra y coros
Ricardo Mollo - Guitarra y coros
Roberto Pettinato - Saxo tenor
Alberto "Superman" Troglio - Bateria