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"Payasos" de Enrique Larrañaga |
Contaba Raúl Castagnino que en la esquina de Tucumán y Libertad,
donde actualmente funciona la escuela “Julio A. Roca”, existía, hace ciento cuarenta
y cinco años, un circo, propiedad del señor Giuseppe Chiarini. Hombre activo, el
propietario del circo estaba permanentemente en la búsqueda de nuevos números para
su espectáculo.
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Giuseppe Chiarini |
Siempre con
la misma inquietud, Chiarini viajó a EE.UU., donde contrató un número ecuestre con
caballos blancos. A su regreso, pasó por México, en momentos en que acababa de ser
fusilado el emperador Maximiliano. Corría el año 1864. Días después los juaristas
procedieron al remate de todos los bienes existentes en el palacio imperial. Chiarini
compró entonces las libreas de los lacayos de Maximiliano, confeccionadas en paños
de color ladrillo, y las trajo a Buenos Aires.
El debut del
número de los caballos blancos coincidió con el estreno de las libreas adquiridas
en México, las que fueron vestidas por los peones del circo.
En esas circunstancias,
en plena función, los caballos ensuciaron la pista y los peones, quizás impresionados
por el vestuario que habían estrenado, no se decidían a limpiarla. En ese momento,
saltó la chispa porteña y se escucharon los gritos de: -¡Limpien la pista, zanahorias!
Desde entonces, en Buenos Aires se
mencionó zanahoria a la persona distraída
o medio tonta cuando, en realidad, su origen estuvo referido al color de la vestimenta
de los peones del circo de Chiarini.
Y, cosas del
lenguaje popular, lo notable es la vigencia de esta palabra que, hace ciento cuarenta
y cinco años, nació entre nosotros con la espontaneidad de un estornudo.
"Circo criollo" - tango de Eduardo Beccar y Roberto Fugazot
Canta Mercedes Simone