
Es una sustancia simple, pasiva, que
en unidad sustancial con el cuerpo constituye la esencia del hombre.
En cambio el espíritu, que etimológicamente
es, también, un “soplo”, no anima necesariamente el cuerpo (Dios y los ángeles son
puros espíritus).
El espíritu es activo, es acción,
es hacer y, por tanto, es el principio
del pensar.
El alma trasciende al cuerpo, y el
espíritu al alma.
El alma es inmortal; el espíritu es
eterno.
El alma puede pender de un hilo o se nos puede ir a los pies; al espíritu se lo puede levantar.
Hay almas que se pueden romper (cada vez más); y hay espíritus inquebrantables (cada vez menos).
Hay almas caritativas y hay pobres
de espíritu.
Hay almas piadosas y hay espíritus de contradicción.
Hay almas piadosas y hay espíritus de contradicción.
La palabra alma figura en los títulos
de trescientos tangos; la palabra espíritu, en ninguno.
Si el vino (el bueno, por supuesto)
tiene espíritu, de ahí lo de bebidas espirituosas, el tango, como ya dijimos, le
da más cabida al alma.
Y vayan estos ejemplos con la yapa de un vals: Almita herida; Alma en pena; Alma de bohemio y Desde el alma.
Y vayan estos ejemplos con la yapa de un vals: Almita herida; Alma en pena; Alma de bohemio y Desde el alma.
"Alma de bohemio" - tango de Roberto Firpo y Juan Andrés Caruso
Canta Alberto Castillo