Las crisis, de las que se hablan a diario, como sabemos,
pueden ser económicas, laborales, ministeriales, morales o nerviosas, pero se
ha llegado a un punto en que por razones de economía se las padecen juntas y al
mismo precio. El de la salud.
Ya Juan Bautista Alberdi
insistía hasta el cansancio en comparar el funcionamiento de la sociedad con el
cuerpo humano. Para él la economía seguía leyes similares a las de la biología,
y las crisis no eran parte de la dinámica de funcionamiento de un sistema
económico, sino que constituían su patología. Alberdi comparaba las crisis
económicas con epidemias de cólera, y las atribuía a las malas condiciones
higiénicas del país.
Consecuentemente, la
función del Estado bien podría ser comparada con la del médico, puesto que no
se trata únicamente de poner a dieta al paciente, sino de tratarlo
adecuadamente buscando superar la crisis y restituirle la salud.
Coincido con Alberdi, dado
que, son muchos los que se preguntan actualmente cuál habrá de ser, de aquí en
más, la evolución del enfermo.
Recordando que la
influencia de una de nuestras crisis, hace ya algunos años, en la economía de
otros países fue conocida como “efecto tango”, bien podríamos decir que nosotros, en cambio, nos hemos quedado
con el “síndrome del bolero”.
Y explico por qué:
Primero la incertidumbre.
Una zozobra del ánimo ante la espera de “algo” que se presiente; de “algo que
habrá de ocurrir”, pero que se ignora cuándo y cómo. Y esa “emoción de la
espera”, es la que se llama ansiedad.
Después la angustia, que
significa estrechez, constricción, ahogo. Desde siempre y tal como la
conocemos, la angustia real pasa a ser el resultado de una pérdida de las
relaciones humanas que proporcionan seguridad.
Y la ansiedad y la angustia,
son las que suelen socavar la fe llevándonos a la desesperación.
Ansiedad. Angustia. Desesperación (como en el conocido
bolero de Osvaldo Farrés "Toda una vida").
Son las que, en ese orden, originan lo que he dado en llamar indistintamente "síndrome del pecado original" * o "síndrome del bolero” . Un síndrome que venimos padeciendo desde hace ya mucho tiempo. Tanto,
que sin necesidad de remontarnos a nuestros orígenes, nos bastaría con recordar
que en 1880 debíamos 86 millones de pesos y diez años después llegamos a deber
355 sin que a nadie se le haya ocurrido pensar en cómo se iban a pagar.
En un diario de la época, El Censor, del 1° de diciembre de 1885,
aparecieron estos versos:
Sus
hazañas calle Roma,
calle
Esparta su virtud;
¡silencio!
que al mundo asoma
la
gran deudora del Sud.
Los versos eran de
Sarmiento, quien poco antes había afirmado que “cada argentino, en plata, nace debiendo más de lo que pesa”.
Claro que, una cosa es
vivir en crisis o en continua crisis y otra muy distinta es "vivir" la crisis. Verás tristeza donde vayas, sintetizaba Roberto
Arlt. Algo que, por esas extrañas asociaciones de la memoria, me recuerda una
frase de Wimpi:-El único agujero que
pierde para adentro es el del bote. ¿El único?, pregunto.
Van tres videos :
"Las
crisis" - de y
por Alfredo E. Gobbi (c. 1910)
"Matufias" -
de
y por Ángel Villoldo (1903)
"Toda una vida" - bolero de Osvaldo Farrés -
Canta Tito Rodríguez