Al abrir la ventana, no reparó en un
mamboretá que fue a caer dentro de la probeta.
En pocos minutos,
el insecto alcanzó un tamaño tal, que acabó por romper el recipiente.
La sorpresa le abrió la boca.
Ante su asombro, la mantis seguía
creciendo y lo contemplaba en actitud hierática.
Un súbito recuerdo de la infancia le
sugirió una salida.
Con un hilo de voz, apenas alcanzó a
preguntar:
- Mamboretá, ¿dónde está Dios?
Música:
"Una furtiva lágrima"
por NINA MOUSKOURI