jueves, 1 de junio de 2017

ACERCA DE ADOLPHE CÉLESTIN PÉGOUD Y SU TANGO AÉREO



Si bien los estudiosos del tango aluden con frecuencia al discurso que, en su defensa, pronunció Jean Richepin en la Academia Francesa en octubre de 1913, escasas son las referencias al aviador francés Adolphe Célestin Pégoud (1889 - 1915), quien ese mismo año maravilló a sus compatriotas con sus acrobacias aéreas. Fue el primero en volar "cabeza abajo".
En tiempos en los que el tango causaba furor en Francia, Pégoud, en una de sus habituales demostraciones, sorprendió a los asistentes diciéndoles: -"¡Je vais danser le tango aérien!"
Una publicación de la época así lo documenta:

"El público saluda nuevamente a Pégoud con grandes aplausos, mientras el aviador vuelve a subir para bailar el tango. Es un tango algo oscuro aún, que debe ser explicado poco a poco por quien está al corriente del significado que el bailarín da a sus movimientos. Es así como la caída hacia adelante es la promenade; las caídas laterales alternadas, son los pasos de lado; el avión dirigido hacia la tierra es una reverencia; vuelto hacia arriba es una actitud de arrojo, como cuando el caballero va hacia la dama con los brazos abiertos. Pero el baile aéreo no es muy sensacional: hasta ahora el tango es aún demasiado admirado en la tierra para serlo también en el cielo y Pégoud sacude nuevamente al público y le arranca gritos de admiración cuando cumple la última serie de cuatro círculos de la muerte...."  


     Pégoud fue el primero en realizar un salto en paracaídas desde un aeroplano. 
     Durante la guerra, el 31 de agosto de 1915,  fue derribado mientras interceptaba un avión de reconocimiento alemán. Tenía 26 años y fue, irónicamente, víctima de uno de sus estudiantes de la preguerra. La misma tripulación alemana dejó caer después, sobre las líneas francesas, una corona de flores. 
     Y vaya ahora en su homenaje este vals: