La estrofa anónima (que siempre tiene autor), es decir la tradicional,
la recogida por la voz viva del pueblo, la que encierra un espíritu, un estilo, una
gracia. La que no tiene complicaciones o alambicamientos retóricos. La que, por
lo general, con sólo cuatro versos breves, dúctiles y hondos, les puede dar cabida
a todos los sentimientos y emociones. Estrofa mágica, capaz de encerrar un mundo
maravillosamente infinito, como el del corazón humano. La que revela la proeza de
mostrar lo más genuino de una tradición popular, con matices y tonos muy sutiles.
Ésa es la copla anónima.
Como la que se puede leer en
los jardines de la Alhambra
(folklorizada, aunque se sepa que su autor fue Francisco A. de Icaza):
“Dale limosna
mujer
que no hay en
la vida nada
como la pena
de ser
ciego en Granada.”
O esta otra, una quintilla que le escuché
a Rafael Jijena Sánchez, en la que un charro mejicano nos la ofrece como para bordarla
en su sombrero:
“Comadre, cuando me muera,
haga de mi barro un jarro;
si tiene sed en él beba,
si a los labios se le pega,
son los besos de su charro.”
Hace algunos años (cerca de cuarenta), en el consultorio
médico de una obra social, un paciente, llamado Sergio Chasco *, me entregó la letra
de una milonga que acababa de escribir, a la que tituló "Cuando la guita
era buena". Siempre lamentaré haberla extraviado, pero, lo que sí debo
agradecerle a mi memoria es que haya conservado de aquella letra esta cuarteta, porteña, sentenciosa, inspirada en una frase que se le atribuye a Gardel y,
seguramente, también llamada a folklorizarse:
Si hasta Gardel tan gentil
solía decir a diario:
"Nunca lo avivés a un gil,
dejalo que siga otario.”
*Siempre recordé esta cuarteta pero no el nombre de su autor, hasta que, mientras escribía estas líneas, encontré inesperadamente en una vieja carpeta esta "receta" en la que la había anotado:
"En un feca" - letra y música: Anónimo
Canta: Edmundo Rivero
Canta: Edmundo Rivero
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