Molestar, entre otras cosas, es producir
enfado, desazón o inquietud en el ánimo de otra persona. En este sentido, es
sinónimo de importunar, aburrir, fastidiar, cargosear, cansar, hastiar, secar,
pudrir, disgustar o ser la gota que rebasa el vaso.
Tres verbos lunfardos (hoy en
desuso) con igual significado, y que heredamos del italiano son: esgunfiar, estufar y escorchar. De
ahí que se pueda estar esgunfio o esgunfiado, estufo o estufado, que se
da cuando uno suele pedir a los demás que no escorchen o, simplemente, que no jodan. El mismo sentido se les da
a los verbos llenar, hinchar y romper, de origen español.
Pero, como es sabido, el lenguaje
humano no es solamente articulado; existe también un lenguaje del rostro y de
los gestos con el cual no sólo podemos poner más énfasis en lo que decimos,
sino, también, decir lo que queremos decir sin pronunciar palabra alguna: es el
lenguaje denominado emotivo. Una mirada bien puede expresar más tristeza,
melancolía, alegría o enojo que cien palabras juntas. De ahí que, para dar a
entender que se nos están llenando, hinchando o rompiendo determinadas partes del cuerpo, lo hagamos, también, con
la palma de la mano hacia arriba, en un movimiento lento y repetido de ascenso
y descenso, a la altura de... la paciencia.
"El lenguaje de los gestos en el Río de la Plata" de Giovanni Meo Zilio