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| Pirrón de Elis (c. 360 - 270 a. C.) |
El escepticismo es una tesis filosófica que lleva implícita una contradicción: la de afirmar la imposibilidad de conocer la verdad, pretendiendo ser ella misma una verdad. O sea que se autodefine refutándose a sí misma.
Los principios del escepticismo fueron formulados por primera vez en tiempos de Alejandro Magno, por los pirronistas, que eran los seguidores de Pirrón, fundador de una escuela filosófica que sostenía que los seres humanos no pueden conocer nada de la naturaleza real de las cosas y que, en consecuencia, lo mejor era no emitir opinión alguna. Pirrón, según la historia, era tranquilino y de pocas palabras. Era un apático. Nada es verdadero ni falso, solía decir. Nada es realmente bueno o malo. No debemos creer que algo existe o no existe.
Pero su manera de “no pensar”, era distinta de la del tango Las cuarenta, de Gorrindo y Grela, que nos dice: no pensar, ni equivocado, ¿para qué?, si igual se vive, y además corrés el riesgo de que te bauticen gil.
Y eso, era algo que a Pirrón lo tenía sin cuidado.
Porque una cosa es el desinterés por la verdad y otra es la desconfianza de la verdad. Una cosa es no creer en nada, y otra muy distinta es descreer de todo: Hoy no creo ni en mí mismo. Todo es grupo, todo es falso...
"Las cuarenta" – Tango
Música de Roberto Grela - Letra de Francisco Gorrindo
Canta Edmundo Rivero
LAS CUARENTA
(1937)
Con el pucho de la vida, apretao entre
los labios
La mirada turbia y fría, un poco lerdo
el andar,
Dobló la esquina del barrio, y curda ya
de recuerdos
Como volcando un veneno, esto se le oyó
acusar:
“Vieja calle de mi barrio, donde he dao
el primer paso
Vuelvo a vos gastado el mazo en inútil
barajar,
Con una llaga en el pecho, con mi sueño
hecho pedazos
Que se rompió en un abrazo que me diera
la verdad.
Aprendí todo lo malo
Aprendí todo lo bueno,
Sé del beso que se compra
Sé del beso que se da.
Del amigo que es amigo
Siempre y cuando le convenga,
Y sé que con mucha plata
Uno vale mucho más.
Aprendí que en esta vida
Hay que llorar si otros lloran,
Y si la murga se ríe
Uno se debe reír,
No pensar ni equivocado
¡Para qué!, Si igual se vive,
Y además corrés el riesgo
De que te bauticen, gil.
La vez que quise ser bueno, en la cara
se me rieron
Cuando grité una injusticia, la fuerza
me hizo callar,
La experiencia fue mi amante, el
desengaño mi amigo
Toda carta tiene contra y toda contra
se da.
Hoy no creo ni en mi mismo, todo es
grupo, todo es falso
Y aquel, el que está más alto, es igual
a los demás,
Por eso no has de extrañarte, si alguna
noche, borracho
Me vieras pasar del brazo, con quien no
debo pasar”.
Letra:
Francisco Gorrindo (Froilán Francisco Gorrindo)
Música:
Roberto Grela (Roberto León Grela)