El poeta
John Milton, en “El Paraíso perdido”, nos cuenta que
 
 
Eva probó del fruto prohibido y buscó más
tarde, llorando, que Adán hiciese lo mismo. 
Aunque la belleza de Eva lo embelesaba, Adán luchó durante tres horas contra la tentación de comer y hacerse igual a ella; mientras tanto, tenía la manzana en la mano.
Por fin dijo: - Eva, prefiero morir a sobrevivirte.
Aunque la belleza de Eva lo embelesaba, Adán luchó durante tres horas contra la tentación de comer y hacerse igual a ella; mientras tanto, tenía la manzana en la mano.
Por fin dijo: - Eva, prefiero morir a sobrevivirte.
Hasta
aquí, lo dicho por Milton.
Y agrego que de haber existido entonces el tango “Desdén”, de Gardel y Battistella,
Adán no hubiese dejado de recordar estos versos:
“Sin embargo ante el Eterno
 será el mismo mi desdén...
 En mi amor profundo y tierno
 por seguirte hasta el infierno
 ¡yo despreciaré el Edén!”
Después,
probó el fruto y Dios los castigó.
Una vez
expulsados del Paraíso, Adán, “aullando entre relámpagos, perdido en la
tormenta de su noche interminable” (como diría Discépolo), rogó el perdón de
Dios e hizo penitencia en un caudaloso río durante siete semanas. Y aquí, una
vez más, nuestro primer padre bien pudo habérsele anticipado a Battistella con
estas palabras:
“...Puede
ser que el Dios piadoso 
quiera
darme su perdón.”  
Con música de John Garden:"La Creación" - Después escuchemos a Gardel
"Desdén" - tango de Gardel y Battistella - canta Gardel