jueves, 17 de mayo de 2012

ACERCA DEL UNO AL CINCO EN LA QUINIELA


Desde la más remota antigüedad, todos los pueblos otorgaron a los números grandes poderes mágicos y diversos simbolismos. El mundo de la quiniela no se quedó atrás.

Imagen de San Cono
Iglesia de San Cono en Florida, Uruguay
Según los antiguos códices medievales el uno simboliza el principio, el hombre de pie, la revelación. El uno, el número que le da título a un tango de Discépolo, en el lenguaje de la quiniela quiere decir agua.
El dos significa la oposición, el conflicto. Es el número de todas las ambivalencias y desdoblamientos. Desde los tiempos más antiguos, el dos se atribuye a la madre. En cambio, para nosotros, sueños y quinielas mediante, el dos es el niño.
El tres es un número fundamental en todo el mundo. Sintetiza el dos y el uno, la unión de Dios y el hombre. El tiempo es triple (pasado, presente y futuro). Los mosqueteros fueron tres y tres los amigos a los que le cantó Cadícamo. En el lenguaje de la quiniela, el tres, o tricota, es San Cono, patrono de los quinieleros.
Desde los albores de la civilización, el cuatro ha sido utilizado para significar lo sólido, lo tangible, lo sensible. Cuatro son los puntos cardinales, cuatro las estaciones de Piazzolla y cuatro los ríos del Paraíso. Para los muchachos del lápiz, el cuatro o cuaterno, pasó a ser la cama.
Al cinco los pitagóricos lo llamaban “nupcial”. Representa la armonía, el equilibrio. Cinco son los que se chocan al dar la mano y cinco eran los integrantes del Quinteto Pirincho. En el lenguaje de los sueños, el cocín o cocinero, es el gato.

"El quinielero" - tango - Canta Carlos Gardel
Música: Luis Cluzeau Mortet - Letra: Roberto Aubriot Barboza



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