jueves, 26 de junio de 2014

ACERCA DE ALGUNOS BRASILEÑISMOS

     Es sabido que en el habla de los argentinos, incluyendo el lunfardo, han fijado residencia diversas voces de origen portugués, y que muchas de ellas no nos han llegado precisamente de Portugal, sino de Brasil. Una cuestión de vecindad y el hecho de compartir fronteras son suficientes para darnos una explicación. Por otra parte, es oportuno recordar que, entre nosotros, la inmigración portuguesa ha sido más bien escasa.
            Y algo que viene a cuento, quizá para complicar un poco más la cosa, es que las lenguas portuguesa y gallega son muy parecidas, y que al poseer no pocos vocablos comunes, nos dejan la duda con respecto a sus reales procedencias. Palabras de origen portugués que nos llegan a través de Brasil, o palabras de origen gallego que nos llegaron directamente con la inmigración.
Hombre fula - Africa occidental 
            Sirvan aquí como ejemplos las palabras chumbo (revólver, bala, balazo; en gallego: plomo); calote (estafa, robo, clavo; en gallego: burla o timo) y cafúa (prisión, calabozo; en gallego: choza de terrones).
            Pero además existen brasileñismos que hemos incorporado, y que son de origen africano, tales como candombe (baile de origen africano / alboroto, desorden)  y batuque, esta última con el significado de barullo, desorden, bochinche, escándalo.
            Muy interesante es la historia del lunfardismo fulo, adjetivo éste que significa furioso, enojado, o, para decirlo con otros lunfardismos, estar chivo o broncoso. Nos enteramos de que la palabra deriva de fula o fulani, denominación de una etnia  de Africa occidental; hombres de piel bronceada, con cierto tinte amarillento, muchos de ellos llevados a Brasil. El palidecer ante determinadas circunstancias dio base a la expresión “ficar fula de raiva”, 'ponerse pálido de rabia', y fula o fulo tomó así el significado de rabioso o furioso, siendo con esa acepción que comenzó a difundirse entre nosotros.

"Oro muerto (Jirón porteño)" tango de Julio Navarrine y Juan Raggi - Canta Gardel
"La orquesta mistonguera musita un tango fulo... "

"Esa Negra Fuló" - de Jorge de Lima - En la voz de Berta Singerman

jueves, 19 de junio de 2014

ACERCA DEL PENDORCHO

Aldo Cammarota
      Hace ya muchos años, Aldo Cammarota, en una comunicación a la Academia Porteña del Lunfardo (que transcribo), nos decía que la palabra pendorcho apareció por primera vez en octubre de 1966, en Telecómicos. Fue entonces cuando el actor Mario Gian, en el primer programa, dijo tener un invento que le permitía desafiar las leyes de la gravedad y que ese invento no era nada más ni nada menos que el pendorcho. En sucesivos programas, el mismo personaje apareció haciendo alpinismo y corriendo carreras de autos, clasificándose campeón en ambos deportes gracias a la utilización de este inefable adminículo. Es decir, el pendorcho era un invento misterioso que se podía adaptar a cualquier actividad.
             El mencionado personaje no tuvo repercusión popular y varios años más tarde, Camarota inició, también en Telecómicos, una secuencia denominada Cretinuchi. En ella, un empleado de oficina llevaba a su jefe inmediato los planos de un invento que, según él, permitiría duplicar las ganancias de la empresa, gracias al agregado en una de las máquinas de uno o dos pendorchos. Y en este caso, más claramente, pendorcho pasó a ser sinónimo de pequeña arandela, tornillo o tuerca comodín. Dicho personaje esta vez tuvo éxito, y a tal punto que hasta se llegaron a hacer calcomanías para automóviles con la frase: Mi pendorcho funciona... ¿y el suyo?

Ponele un pendorcho - Telecómicos - (años 70)

jueves, 12 de junio de 2014

ACERCA DEL ACHAQUE

"El poeta pobre" - Óleo del pintor alemán Carl Spitzweg (1808 - 1885)
       El lenguaje médico, como tantos otros, ha tenido sus oscilaciones a través del tiempo. Hubo una época en que se usaba el griego y hubo otra en la que gobernó el latín. Pero para el pueblo, entre nosotros, y lunfardo por medio, hay palabras que nacen con la espontaneidad de un estornudo y que, dentro de una aparente sinonimia, nos ofrecen ciertos matices diferenciales que el médico debe saber interpretar. Por ejemplo, no es lo mismo el paciente que dice estar “palmado” o tener “una palma bárbara”, generalmente refiriéndose a lo que el médico conoce por astenia o cansancio, que aquel otro que se siente “chacado” o “achacado”, queriendo significar con ello que se siente realmente enfermo. Y no hablemos del que está “fundido”, porque en este caso el diálogo sería con los familiares.
            Y en este punto es donde reparo en las reales sinonimias: “chacado” o “achacado” también significa asaltado, robado, afanado; “fundido”, en su primera acepción, quiere decir insolvente, el que lo ha perdido todo; y “palmado” es lisa y llanamente el que no tiene un mango y está “en la palmera”. 
            A todo esto, me pregunto por qué ahora, que se estudia tanta estadística, investigación operativa y cuadros de insumo-producto, los economistas siguen sin darse cuenta que los únicos que cuentan son, precisamente, los achacados, los fundidos y los que están en la palmera. 
            Y el que así no lo crea, que arroje la primera moneda.

"Al mundo le falta un tornillo" - tango - Letra: Enrique Cadícamo - Música: José María Aguilar
Canta: Edmundo Rivero con la orquesta de Horacio Salgán