jueves, 25 de mayo de 2017

ACERCA DEL SUEÑO


Dibujo de Norberto Pagano
En la mitología griega el dios del sueño se llamaba Hipnos, y su hijo Morfeo era quien se encargaba de sembrar sueños entre los mortales.
En la mitología romana, sin más vueltas, al dios del sueño se lo llamaba Somno (Sueño), hijo de Nix (la Noche) y hermano gemelo de Tánatos (la Muerte). Este dios, tenía su morada en una oscura cueva en el lejano oeste, donde nunca brillaba el sol y todo estaba sumido en el silencio. Cerca de aquella cueva corría el Leteo (río del Olvido), y junto a él crecían amapolas y otras plantas con propiedades somníferas. Allí, ni el gallo mañanero, ni los perros, podían alterar tanta tranquilidad. 
Y en la gramática del sueño, vayan ahora la subjetividad, el ritmo y las huellas del inconsciente en estos versos: 

Cuando le doy la mano al apoliyo
y a la vigilia no le paso bola,
me siento el trompa de mi propio sueño;
fiolo de un tiempo en que la paso piola.

Pero el fiolo se pianta con el día.
Se pianta todo, el tiempo y lo soñado.
Y otra vez juno al mundo y me pregunto:
¡¿Por qué habré despertado?!

               "PAN Y SUEÑOS"


jueves, 18 de mayo de 2017

PARA VER DESDE EL RINGSIDE



Carlitos Chaplin boxeador 
De la película "Luces de la ciudad" - 1931 - 
A cuyo estreno asistió otro genio: Albert Einstein

Nicolino Locche, "el intocable" 

Va de yapa:

El boxeador estadounidense John L. Sullivan (1858-1918),
considerado el último campeón mundial de boxeo a puño limpio
y el primero del boxeo con guantes.
Ringside (ringsai): zona de los asientos ubicados más próximos al cuadrilátero.

Cuadrilátero o ring: lugar en el que se llevan a cabo las peleas o combates, con cuatro lados y cuerdas que los delimitan.

Asalto o round: cada una de las fases de un combate. Son periodos de un par de minutos seguidos de pausas en las que los boxeadores descansan. / Cualquiera de los períodos de tres o dos minutos que comprenden un combate. Cada asalto es separado por un minuto de descanso.

El tercer hombre: es una forma coloquial de llamar al árbitro, ya que es la tercera persona que hay dentro del cuadrilátero o ring.

Pelea limpia: se dice de los combates en los que no se infringen las normas. En los que no hay ‘golpes bajos’ ni malas artes.

Contra las cuerdas: cuando el boxeador es acorralado contra las cuerdas que delimitan el ring, no pudiendo escapar: / "Estar contra las cuerdas" significa estar en apuros, en aprietos; es una metáfora que hace referencia a un boxeador arrinconado entre las cuerdas del ring y su oponente.

Dar un golpe bajo: se trata de un golpe dado por debajo de la cintura. / Acción malintencionada con la que se pretende dañar a alguien. 

Salvado por la campana: expresión usada para decir que uno de los contrincantes, en clara desventaja, ha evitado perder porque sonó la campana señalando el final de un asalto. / Cuando ha comenzado la cuenta a un boxeador noqueado y la campana interrumpe el conteo para dar término a ese asalto, librándolo así de ser declarado perdedor.

Tirar la toalla: acción de admitir, por parte de una de las “esquinas”, que un boxeador ha sido superado y por tanto debe finalizarse el combate. Es lo que se llama Nocaut Técnico. / Rendirse; dar, automáticamente, la victoria al oponente.

Besar la lona: expresión, que alude a la situación de nocaut en el boxeo, en el que el boxeador ‘besa la lona’ al caer tras el golpe de su oponente. La frase se utiliza popularmente para referirse a un fracaso o a una derrota.

Colgar los guantes: abandonar, definitivamente, la práctica del boxeo o de cualquier otra actividad. 


"Nocaut de amor" - tango - de Arturo Timarni y Vicente San Lorenzo
Canta: Carlos Gardel

jueves, 11 de mayo de 2017

ACERCA DE TROTTOIRS DE BUENOS AIRES




      Mi primer contacto a cielo abierto con el barrio, se produjo en una vereda impar de Congreso al 5500. En ella “gambetié” incipientes pasos que me llevaron a reconocerla en cada una de sus baldosas.
         Más tarde, la fisiología y los juegos se encargaron de que la vereda me resultara chica, y el mundo alcanzó entonces la dimensión de una cuadra. La llegada de otros juegos me llevó después a realizar todo un estudio topográfico de la misma, hasta que a fuerza de sacarle punta un buen día le descubrí la esquina. Allí me habría de sorprender el tiempo del picado y del piropo, y se comenzaría gestar en mi esa especie de segunda nacionalidad que tarde o temprano sacamos a relucir: la del barrio… (Parte del prólogo del libro "Geografía Intima de Villa Urquiza" del cual soy autor.. Ed. Aldea, Buenos Aires, 1981)

Y hablando de veredas, no puedo dejar de recordar Trottoirs de Buenos Aires, la tanguería que, el 19 de noviembre de 1981 abrió sus puertas en pleno corazón de París, en la rue des Lombards N° 37, con la actuación del Sexteto Mayor, uno de los mejores conjuntos de tango del momento.
Trottoirs de Buenos Aires - martes 8 de abril de 1986



En Trottoirs de Buenos Aires - 10 / IV / 86 - Con Eduardo Ángel Valle, director del Cuarteto
del Centenario; la pintora Celina Palacios; Vicky; Tomás Barna y dos amigos.

Era prácticamente la primera que se abría desde la gran época del tango en París de los años 20 y 30, marcada por numerosas tanguerías, entre las que se destacó El Garrón de la rue Fontaine.
Trottoirs de Buenos Aires bajó telón definitivamente el 15 de mayo de 1994. Fue el lugar donde se renovó en París una tradición que estaba adormecida desde hacía decenios: la de las salas dedicadas a la música porteña. 
          Tras la exitosa actuación del Sexteto Mayor desfilaron por su escenario destacadas figuras como Salgán-De Lío, la cantante Josefina, Rubén Juárez, Guillermo Galvé, Raúl Funes, Susana Rinaldi, María Garay, Osvaldo Piro y Cuarteto del Centenario, entre  muchos otros.

En Trottoirs, jueves 10 de abril de 1986, junto al cantor Raúl Funes y Tomás Barna

Su nombre le fue dado por el título de un tango de Julio Cortázar, padrino espiritual de la tanguería.

De pibes la llamamos “la vedera”
y a ella le gustó que la quisiéramos.
En su lomo sufrido dibujamos
tantas rayuelas.

Después, ya más compadres, taconeando
dimos vueltas manzana con la barra
silbando fuerte para que la rubia
del almacén saliera a la ventana.

A mí me tocó un día irme muy lejos
pero no me olvidé de las vederas.
Aquí o allá las siento en los tamangos
como la fiel caricia de mi tierra.

Letra de Julio Cortazar
Musica de Edgardo Cantón

Con mi esposa Vicky visitamos les Trottoirs en 1986; actuaba entonces el Cuarteto del Centenario. Fuimos invitados por Tomás Barna, uno de sus fundadores, y su señora Celina Palacios, amigos entrañables y guías de lujo en París. 
En Trottoirs, con Vicky, junto a la pintora Celina Palacios y Tomás Barna


       Me contaba José Libertella, director del Sexteto, que el día del debut, dirigiéndose a Cortázar, le pidió que eligiera el tango que el conjunto le quería dedicar. El escritor argentino dijo sin dudar: - El choclo,

jueves, 4 de mayo de 2017

ACERCA DE UNA MARCA POSTAL / CONMEMORATIVA PARA EDMUNDO RIVERO

Fue en 2011, año del Centenario del nacimiento de Edmundo Rivero.
Una Marca Postal es una marca oficial, una impresión, que se cumple en las Oficinas de Correos, que se coloca en sobres y tarjetas y que no anula el franqueo; es utilizada por los países del mundo para conmemorar acontecimientos o sucesos importantes.
La marca postal es un medio visual de difusión del patrimonio cultural, artístico o social de un país, así como un medio para mostrar los desarrollos y acontecimientos históricos de trascendencia nacional e internacional, y de igual forma para exaltar los nobles propósitos de sus protagonistas.
Ya en el 2010 había salido como “matasello” (no como marca), el de Carlos Gardel.



      En Edmundo Rivero convivían armoniosamente no sólo el cantor con dimensión de músico e intérprete, sino también el inspirado compositor y letrista. Temas como “Malón de ausencia”; “No, mi amor”; “Quién sino tú”; “Yo soy el mismo”; “La toalla mojada” y muchísimos más, integran ya como él, la nómina de los llamados a perdurar.


Es que la voz de Rivero marcó un hito en la música porteña, que hasta él había sido cultivada sólo por tenores y barítonos. Su timbre grave, profundo y personal, que lo individualizaba sin posibilidad de error, indujo un cambio en el gusto del público y en la forma de apreciar la música tanguera que no hizo sino enriquecerla.


       Como intérprete, su forma de traducir los matices expresivos de las letras, fue también un rasgo que lo diferenció de los demás cantores. “Me importa interpretar los textos”, decía, y esta afirmación implicaba que su arte no sólo consistía en cantar un texto sino en darle a cada una de las palabras de éste un sentido cabal, ligando íntimamente la expresividad del lenguaje y la del sonido. No por nada varios poetas han escrito temas especialmente para él; entre otros, Homero Manzi y Discépolo: “Sur”, “El último organto”, “Ché, bandoneón”, el primero, y “Cafetín de Buenos Aires” y “Fangal”, el segundo.


Más de un crítico ha coincidido en que la aparición de la figura de Rivero tuvo gran influencia en el tango, tanto con respecto al canto como a las letras, pues no sólo le abrió el camino a bajos y barítonos con tendencia a bajos, sino que también propició una identificación de la literatura tanguera con sus fuentes y sus cauces auténticos, alejándola de la influencia del bolero y acercándola al lunfardo. Por otra parte, su capacidad de alternar, con idéntico acierto, el tango más rantifuso y compadre con la canción más delicada y de interpretar con virtuosismo los más difíciles solos de guitarra, es una prueba más de que, por encima del género que abordara Rivero era un artista notable, uno de los más grandes y completos que ha dado nuestro arte popular.


"Poema N° 0" - Letra: Luis Alposta - Música: Edmundo Rivero