jueves, 20 de noviembre de 2014

ACERCA DEL MANGO

La palabra mango (prob. del portugués mango, moneda antigua), con el significado de peso moneda, también usada en Brasil y provincialmente en Portugal, podría tener un origen francés.
Sabemos por José Barcia que en 1933 se publicó en París La Historia de los Dogmas, obra en tres tomos escrita por Joseph Turmel. Y en ella, en el capítulo III del tercer volumen, dedicado al estudio del Papado, en la parte correspondiente a las finanzas pontificias, se lee lo siguiente: ”El rey anglosajón Ethelwulf, cuyo hijo había recibido la unción real de manos de León IV, fue a agradecerle al Papa su benevolencia y en testimonio de su reconocimiento prometió entregar a la sede apostólica una renta anual de trescientos mangons.” Donación ésta a la que se llamó «Denario de San Pedro». Posteriormente, el rey Sancho de Aragón prometió a la Santa Sede un tributo anual de quinientos mangons. 


En el diccionario de francés antiguo editado por Larousse en 1947 leemos lo siguiente: Mangon, palabra de etimología desconocida, que circuló entre los siglos XI y XIII con el significado de escudo de oro, equivalente a dos besantes.
Parece claro que mangon fue el nombre de una moneda conocida en plena Edad Media, no sólo en Francia y Roma sino también en otros países de Europa, incluyendo a Portugal, donde, con el tiempo, pasó a llamarse mango
Y a todo esto, entre nosotros, entre palabra y palabra, hay una pregunta que se nos hizo ranchera:... “¿Dónde hay un mango, viejo Gómez?”

¿Dónde hay un mango? - ranchera - Letra: Ivo Pelay - Música: Francisco Canaro 
Canta: Tita Merello

jueves, 13 de noviembre de 2014

ACERCA DE LA SAL Y EL LÍQUIDO

           Cuando los romanos tomaron como unidad de trueque a la oveja dieron origen al término 'pecuniario', y para referirse al tránsito de valores de un lado a otro se recurrió a la voz “pecus”, la que en latín significa ganado.
            Ganado lanar para hebreos, y vacuno para griegos, representaron la gran moneda de hace veinticinco siglos. El signo, símbolo o referencia, se concebía entonces a partir de objetos reales y de inmediata utilidad. Como se ve, todo en “especias”, como cuando se le pagaba a los esclavos griegos y de Oriente con cupos de sal (alimento del sudor ganado a fuerza de sudores), de donde proviene, justamente, la palabra salario (del latín salarium), y de la que deriva “salado”, aquí con el significado de algo muy caro, de precio excesivo

            Sólidus, nombre de una antigua moneda romana, es la que derivará en sueldo (sinónimo de salario), sin perder por ello el significado original de sólido: cuerpo cuyas moléculas tienen entre sí mayor cohesión que las de los líquidos. Y esta última palabra, líquido, es ahora la que me lleva a la ele del diccionario, donde el señor Larousse me dice que líquido, en segunda acepción, significa dinero disponible, caudal líquido, dinero líquido.
           Cerrado el diccionario la reflexión se impone: En términos de economía, las palabras parecen no variar mucho y todo se nos muestra muy sencillo. Estar ilíquido, entonces, es estar como el plumaje del pato, es lisa y llanamente “andar seco”, que es lo que ocurre cuando falta circulante y los “entendidos” dicen que “hay iliquidez" . 

"Pato" - tango de Ramón Collazo - Canta Alberto Castillo

jueves, 6 de noviembre de 2014

ACERCA DE ENRIQUE DELFINO

Enrique Delfino vivió en Villa Urquiza durante las décadas del diez y el veinte, descontándole a la primera los tres años de su estada en Montevideo y a la segunda el tiempo que le demandó realizar exitosos viajes por Norteamérica y Europa.
Nació y murió en Buenos Aires, siendo las fechas que marcan los extremos de su vida el 15 de noviembre de 1895 y el 10 de enero de 1967.
En 1917, con “Sans Souci”, Enrique Delfino no sólo creó una nueva modalidad del tango instrumental, al que jerarquizó estéticamente, sino que, además, hizo escuela entre compositores de prestigio.
Iniciador del "tango romanza", caracterizado por lo melódico, por su vuelo lírico y su depurada musicalidad, fue también quien creó en 1920 el molde musical del “tango canción”, al escribir “Milonguita” con letra de Samuel Linnig.
Enrique Delfino fue un músico de escuela, eximio pianista, compositor de tangos inolvidables, actor y humorista.
Compuso más de doscientos tangos, escribió música para películas, para numerosas obras de teatro y realizó exitosas giras por diversos países de Europa.
Solía recordar que cuando fue presentado en el hall del Teatro Maravillas de Madrid a Don Jacinto Benavente, ante su emocionada sorpresa, el gran dramaturgo le estrechó la mano diciéndole “mozo traiga otra copa…”
Era tal su dominio del piano, que daba la impresión de ser éste un apéndice de sus manos.
            Si algo evidencia la magnitud de su obra, baste con señalar que Gardel le grabó 26 temas.

Y al decir del Dr. Luis Adolfo Sierra, Delfino, el querido Delfy, ha sido el músico porteño que más hizo cantar a su ciudad.

"Aquel tapado de armiño" de y por Enrique Delfino